viernes, 30 de diciembre de 2011

Thoreau y el capitán Brown


John Brown fue un famoso abolicionista que sin más compañía que un puñado de hombres, entre los que se encontraban varios de sus hijos se dedicó a liberar esclavos, viviendo la mayor parte de sus días refugiado en zonas peligrosas y viviendo de forma espartana. Desde luego también fue para algunos un facineroso, un asesino, o hasta un loco. Es un digno representante de lo que entendemos por tipo del oeste, de esos que parece que sólo pueden darse en la Norteamérica del siglo XIX. Thoreau al enterarse de su detención reflexionó sobre el personaje, y lo defendió con ardor. El la introducción al ensayo, de Alianza Editorial, de donde también extraigo los textos finales, se dice que Thoreau “se mostró siempre mucho mas atraído por los ideales expresados por Brown que por Brown mismo”. A mí me gustaría pensar que Thoreau se sintió también profundamente atraído por la figura literaria que representaba ese capitán Brown: un tipo duro, de ideas claras, con no demasiada cultura pero capaz de defender a los débiles, y que no se dejaba intimidar por una pistola, que se embarca en la defensa de una causa justa, y que perece por intentar llevar a cabo una locura. Es también el ejemplo de la libertad absoluta, del hombre que no obedece a otra ley que la de su conciencia, etc, etc. El cine americano del oeste ha explotado este personaje, con grandiosos resultados (Sin perdón).
Y ahora, como no tengo ganas de ponerme a escribir una biografía del personaje, unas notas sacadas de la Wikipedia:
John Brown (9 de mayo de 1800, Torrington, Connecticut - 2 de diciembre de 1859, Charles Town, Virginia Occidental), fue un famoso abolicionista estadounidense, cuyos esfuerzos por acabar con la esclavitud incrementaron la tensión entre el Norte y el Sur durante el periodo previo a la Guerra Civil Estadounidense.
El 16 de octubre de 1859, apoyado por abolicionistas del Norte, planeó crear zonas liberadas en las colinas de la parte occidental de Virginia y con 18 de sus seguidores asaltó y tomó el arsenal federal de Harpers Ferry[1] (actual Virginia Occidental) y se hizo con el control de la ciudad. Su grupo fue rodeado por una compañía del Ejército bajo el mando del coronel Robert E. Lee. Diez hombres de Brown, entre ellos dos de sus hijos, murieron en la batalla que se produjo a continuación, y él fue herido y obligado a rendirse. Fue detenido y acusado de traición y asesinato, siendo ejecutado el 2 de diciembre de 1859, en Charles Town, Virginia Occidendal (entonces Virginia), convirtiéndose así en un mártir de la causa abolicionista para algunos, y un extremista para otros.
Al estallar la Guerra Civil en 1861 los partidarios de la Unión marchaban a la guerra cantando una canción popular que relacionaba el martirio de Brown con la venida de Jesucristo y el fin del mundo.[1]
Estos acontecimientos se narran en la película Camino de Santa Fe.
Los hombres de John Brown en la toma de Harper's Ferry:[2] John Henry Kagi, Aaron Dwight Stevens, Owen Brown, Watson Brown, Oliver Brown, Jeremiah Goldsmith Anderson, John Cook, Albert Hazlett, Charles Plummer Tidd, William Thompson, Dauphin Osgood Thompson, Edwin Coppoc, John Anthony Copeland, William Leeman, Stewart Taylor, Osborn Perry Anderson, Dangerfield Newby, Lewis Sheridan Leary, Shields Green, Francis Jackson Meriam, John Brown.”

Por fin unas palabras de la “Apología del capitán Brown” de Henry D.Thoreau:

“Oigo a muchos que condenan a estos hombres por su número tan reducido. ¿Cuándo estuvieron en mayoría los honrados y los valientes? ¿Hubierais preferido que su acción se interrumpiera esperando ese momento, hasta que vosotros y yo nos uniéramos a él? Este mismo hecho de que no tuviera una chusma o una tropa de mercenarios en torno suyo lo distingue de los hombres corrientes. Su compañía era reducida porque los dignos de pasar revista eran bien pocos. Allí, cada hombre que ofrecía su vida por los pobres y los oprimidos era un hombre elegido, sacado de entre varios miles, millones; un hombre de principios, de valor poco usual y acendrada humanidad; dispuesto a sacrificar su vida en cualquier momento por el beneficio de sus hermanos. […] estos fueron los únicos hombres dispuestos a colocarse entre el opresor y los oprimidos. Fueron sin duda alguna los mejores que podíais seleccionar para colgarlos. Ese es el mejor cumplido con el que podía pagarles este país. Ellos estaban preparados para la horca. Ya se ha colgado a bastantes, pero a pesar de haberlo intentado nunca antes se había dado con los más adecuados.”

Y para terminar una estrofa de la canción que cantaban los soldados del norte durante la guerra civil, el Glory, Glory, hallelujah!:

John Brown´s body lies amouldering in the grave…
But his soul goes marching on.
He´s gone to be a soldier in the army of the Lord.
But his soul goes marching on.
The stars of heaven, they are looking kindly down,
On the soul of old John Brown.


miércoles, 28 de diciembre de 2011

Dos citas de Tomas Tranströmer, premio Nobel de literatura 2011

"Como juguetes de nuestra infancia que se han hecho gigantes
y nos acusan
por lo que nunca fuimos."

"Cada persona es una puerta entreabierta
que lleva a una común habitación."


Tomas Tranströmer.

martes, 27 de diciembre de 2011

El 15 M, y la estrategia de la no-violencia


El movimiento 15 M, ha dado con su repercusión y con su actitud, esperanzas a muchos ciudadanos respecto a las posibilidades reales del cambio social. Sin embargo, al tiempo, casi nada mas manifestarse comenzaron a surgir voces críticas, que aun no cuestionando los mensajes, el fondo, la manera pacífica de conducir la protesta, sin embargo dinamitaban el movimiento desde dentro, con sus objeciones.
Podríamos decir que la derecha estaba en contra tanto de la forma de desarrollar la protesta (ocupando espacios públicos, mediante convocatorias no oficiales, con el uso de la red como medio de difusión, sin contar con el patronazgo de partidos políticos ni sindicatos), como del fondo de la misma (contrario al capitalismo, a la riqueza desmedida, a las prebendas políticas, al sistema de elecciones, al descrédito sistemático al que habían llevado a la constitución los políticos). Sin embargo, el movimiento, por su popularidad y fines, difícilmente contestables, no fue criticado con excesiva dureza. Había una actitud condescendiente. Desde la derecha tenían claras dos cosas: que en un momento dado se sumarían a las protestas movimientos extremistas que tratarían de capitalizar el movimiento pacífico para establecer otras reivindicaciones, y que utilizarían a la masa para desarrollar tácticas violentas; y que la heterogeneidad de propuestas, las contradicciones internas, la falta de objetivos concretos, ahogaría el movimiento, que poco a poco se iría diluyendo.
La actitud de la izquierda ha sido si cabe todavía menos precisa. El movimiento ha despertado en la izquierda el mito revolucionario de mayo del 68. Pero ya sabemos, nuestro exceso de historia y nuestra escasa fe en las causas políticas nos lo dicen, que posiblemente acabaría en nada. Por eso muchos en la izquierda han visto el movimiento como unas jornadas festivas de jóvenes que anhelaban el amor libre y pasarse unas cuantas noches durmiendo al raso. La izquierda tiende a ser excesivamente condescendiente con las acciones violentas de grupos que apoyan sus ideas. Y por otro lado hay una izquierda posicionada, que no quiere cambios de ningún tipo que puedan socavar sus prebendas y beneficios. Dirigentes de izquierda que podrían ser de derechas, con solo que fueran sinceros consigo mismos, y cuyas reacciones podrían incluirse dentro de los grupos de derechas antes descritos.

Los siguientes presupuestos han sido determinantes para el éxito de la movilización:

La no-violencia.
Movimiento al margen de los partidos políticos.
No hay representantes, no hay nombres, no hay más que asambleas ciudadanas.

En todos los actos, dichos presupuestos se han seguido con notable rigor. Y lo que es más, la propaganda contraria, a pesar de su fuerza, ha resultado poco efectiva en los días centrales de las movilizaciones.

En otros aspectos el éxito ha sido menor:
Definición de la lucha en puntos concretos. Dos reivindicaciones han capitalizado las protestas, el sistema electoral español, y el acceso a la vivienda en España. En los dos casos se han visto victorias parciales. En el caso del sistema electoral, comprobamos el ascenso de partidos políticos que quieren promover un cambio en la ley electoral: UPyD, e IU, los más significativos. En el segundo caso, en lo referente al acceso a la vivienda, determinadas sentencias judiciales han dado la razón a los hipotecados frente a los bancos, y se han paralizado algunos desahucios. El camino por ese lado estaba claro, y los ciudadanos, la sociedad lo ha entendido bien. Por eso en esas concretas reivindicaciones debería insistirse, ya que hay un consenso bastante amplio.
Otras reivindicaciones, más abstractas y generales, no han sido comprendidas por la sociedad. Digamos que la sociedad no está madura, o que el movimiento no ha conseguido transmitir con suficiente concreción el objetivo a seguir. Lo comprobamos en los ataques del movimiento 15 M a los bancos, quienes han causado la crisis. El éxito ha sido muy pequeño, y no se ha conseguido presionar lo suficiente. Seguramente esto se deba a que no se ha concretado en un aspecto del problema, y en una medida que los ciudadanos pudieran comprender.

Dicho todo lo anterior, se puede afirmar que el movimiento del  15 M ha encontrado los medios de protesta, pero en algunos casos no ha concretado claramente los fines. Todavía, si es que se vuelve a producir, tiene que aprender varias cosas de movimientos parecidos en otros lugares del mundo. En concreto de Gandhi y su estrategia de la no violencia. Y de un buen conocedor de las tácticas utilizadas por Gandhi, Martin Luther King. La necesidad de una coordinación muy efectiva de las protestas, y que hay que evitar a toda costa cualquier brote violento. La necesidad de una causa simple, clara y comprensible por todos. Y el acuerdo de una sociedad responsable que apoye las protestas y las convierta en una causa legítima. Por último está el factor tiempo. No se puede esperar que unas simples manifestaciones, por muy multitudinarias que sean determinen un cambio brusco. La oposición al 15 M y sus objetivos es firme y tiene mucho poder político y económico, y no va a dejarse vencer ni mucho menos con facilidad.

La pobreza económica del artista

"La servidumbre económica del artista es una de las causas de la muerte del arte, y no hay época que escape de la vergüenza de mantener a los artistas en la pobreza. Sin embargo la pobreza es una experiencia de la que el artista puede extraer algún beneficio, como por ejemplo una comprensión receptiva de los sufrimientos de la humanidad y un conocimiento del comportamiento del hombre ante la adversidad. Tal vez para que el artista se desarrolle le sea fundamental recibir ciertas lecciones de humildad. Pero no hay ninguna sanción para esa otra forma forma de servidumbre que procede de la intolerancia."

Al infierno con la cultura, Herbert Read.

Es decir, que el artista puede soportar, aunque sea penosamente, ser pobre; lo que no puede soportar de ninguna manera es la falta de libertad.
Ahora bien, sería deseable que los artistas de hoy en día no tuvieran que vivir al borde de la indigencia. Por el bien de los artistas, de las familias de los artistas, y por el bien del arte en general.
Claro que sería justificable mantener a los artistas en ese nivel de miseria y servidumbre, si estuviese asegurada una producción excepcional. Imaginemos que la pobreza de los artistas en España en la actualidad, redundase en la producción de otro nuevo siglo de Oro de las artes. Por lo menos estarían justificados los esfuerzos.

lunes, 26 de diciembre de 2011

El 15 M

Que nos quede claro que, con ser mucho, no es suficiente el 15 M. Hace falta mucha reflexión social, una interiorización de las causas que nos llevan hasta donde estamos, y una responsabilidad firme frente a las acciones propias que consolidan o mantienen el estado de cosas presente. Somos responsables de manera individual, y el cambio será individuo a individuo.

domingo, 25 de diciembre de 2011

Thoreau y Arendt: dos citas sobre la libertad

Hay autores que nos están descubriendo una verdad que ya desde hace siglos se conoce, pero que no por ello tenemos que dejar de expresar.
Aquí expongo dos visiones de una idea en la que están implicados las leyes y los estados. Thoreau nos habla de un sistema democrático y Arendt, de uno totalitario. Si lo pensamos con un poco de perspectiva, las dos frases son aplicables a los sistemas democráticos occidentales.
Ambos autores creen en la radical libertad del individuo. Los dos postulan que hay que guiarse por un alto sentido del juicio individual que implicaría en último extremo librarse de la tradición, la familia y la obediencia a las normas.
Pero veamos primero las frases, e intentemos luego descubrir por qué son necesarias, pertinentes, hoy.


1- “Una ley jamás hará libre a un hombre; son los hombres quienes tienen que hacer libres las leyes.”  

La esclavitud en Massachussets, Thoreau.


2- “La fuerza exterior que le arrebata al ser humano la libertad de comunicar sus ideas en público, le quita también la libertad de pensar.”

Hannah Arendt.


1- La ley en un sistema democrático la escribe un parlamento legítimamente elegido. Pero como bien es sabido, aquellos que nos dicen representar, representan intereses de partido, de grupos de poder, de empresas o de religiones o de ideologías. ¿Qué pasa cuando una ley se escribe por acuerdo de los representantes, al margen de la ciudadanía? El resultado es que la ley se vuelve opresora. Por lo tanto Thoreau nos diría que no debemos obedecer dicha ley. Pues nosotros hacemos libre la ley, siendo libres nosotros mismos.
Por el contrario, la ley actual en un país democrático occidental, es represiva en cuanto impide a sus miembros con celeridad romper con ellas si las encuentran opresoras. Nos dice además el legislador que hay medios para oponerse a leyes injustas. Pero todos sabemos lo costoso que es hacer valer un derecho vulnerado, incluso en una democracia actual.
Por lo tanto podemos decir que somos rehenes de un sistema que queriendo representarnos, no nos deja representarnos a nosotros mismos.

2- En la segunda cita, Hannah Arendt nos dice con total claridad que una fuerza exterior (dictadura) que ejerce la censura, nos quita nuestra libertad de pensamiento. Y lo que es muy importante que esa libertad de pensamiento debe ejercerse en público. Teóricamente el individuo de un país occidental tiene libertad de comunicar sus ideas en público. Ahora bien, esto no se hace efectivo en la realidad. El individuo, al tratar de comunicar sus ideas se ve limitado por su extremada pequeñez frente a la masa, lo que hace que el mensaje sea diluido, inaudible. Los medios de comunicación son manejados por grupos de poder que silencian, ejerciendo la censura, los discursos divergentes a los intereses del poder. La propaganda es un medio de socavar los restos de libertad, de individualidad radical que pueda albergar un hombre en su interior. Por si esto fuera poco, la sociedad capitalista hace prácticamente inviable cualquier intento de realización vital al margen de la misma.

Por lo tanto, estamos hoy en día ante:
Leyes que no abogan por hacernos libres a los hombres, que han perdido su propósito último, y hombres que no saben, o se ven incapaces de hacer libres a sus leyes.
Fuerzas exteriores que arrebatan al individuo la libertad real de de comunicar en público sus ideas, quitándoles en la práctica la libertad de pensar.
 

Manuel Yagüe

viernes, 23 de diciembre de 2011

El hombre sólo puede ser caminando

El hombre sólo puede ser caminando. El vagabundeo es la mejor expresión de la vida de un hombre. En el caminar se despiertan los deseos de espiritualidad mientras se conecta con lo cercano. Al caminar nos distraemos de las preocupaciones cotidianas. Ponemos nuestra mente al servicio de nuestros pies, y nuestros ojos al servicio del paisaje que tenemos delante. Nuestras ilusiones se ponen al servicio de los accidentes, y nuestros temores se rebajan ante la expectativa de las novedades. La soledad es compañera. Esa soledad que no ahoga, por deseada. En el camino nos desprendemos de lo que no necesitamos. Los bienes materiales están a nuestro alrededor, y nosotros somos como niños que vieran juguetes que tratan de coger, pero luego abandonan por otros que están más allá. Al caminar se despierta la sana curiosidad, curiosidad que no es necesario saciar por completo. Entrevemos la sabiduría, sin la necesidad de investigar en profundidad cada asunto. Con la distancia que otorga el camino, nos sentimos parte de todo sin que nada nos concierna.
Para aquellos que hemos nacido sedentarios, el camino es un deseo poderoso de espiritualidad. Quién no ha fantaseado con abandonar la casa y la familia para salir a vagabundear. Como suele faltar el valor para ello, el hombre, cuando cumple cierta edad suele salir de paseo. No quería hablar aquí del paseo; pero baste decir que el paseo es un sustituto del gran viaje.
Pero el gran viaje, es un viaje modesto. No me puedo imaginar iguales sentimientos de pobreza y libertad, de desprendimiento y sensibilidad, a bordo de grandes medios de transporte modernos, y alojado en suntuosos hoteles. Un mal plan ahoga el camino. El viaje moderno suele ser sedentario. Reproducimos la experiencia de viajar desde el televisor. Uno de los ejemplo de tal falsedad lo tenemos en esos autobuses turísticos que nos enseñan una ciudad. Estamos subidos en el techo de un autobús, escuchando las explicaciones del guía en varios idiomas. Pero no estamos allí. La ciudad se convierte en un gran escaparate. Hace falta mucho andar y perderse para conocer una ciudad.
Nuestra costumbre sedentaria hace que pongamos trabas al verdadero caminar. Caminar no sirve de nada. No ganaremos ni dinero ni premios, no acumularemos monumentos visitados, no veremos muchos museos en pocos días. Cuando regresemos a casa, no tendremos grandes postales que contar. No podremos competir en viajes. Caminar ocupa mucho tiempo, para llegar a ver poco y nos proporciona bienes intangibles.
Hay sin embargo una sabiduría popular, un mito de los hombres que nos habla del camino. No tenemos más que comprobar que todos los pueblos inventan un viaje, un camino, en forma de peregrinaciones o romerías. Que la vida es un camino, es un tópico, pero es un tópico verdadero, real.
Bashoo se siente impelido a vagabundear.
¿Por qué Sancho prefiere salir con Quijote que quedarse en casa? ¿Qué lleva a hombres y mujeres del otro lado del mundo a recorrer el norte de España para llegar a Santiago? ¿En qué consiste la trampa de Ulises, que aun deseoso de permanecer junto a su esposa, acaba embarcado en la guerra de Troya y al término de esta, se pasa diez años intentando volver junto a su mujer y su hijo? ¿No sería necesario participar en una guerra y vagabundear durante diez años, para llegar a ser un feliz padre de familia sedentario?
Todo hombre se siente en algún momento u otro de su vida impelido, arrastrado al vagabundeo. La niñez y la juventud no son otro asunto que vagabundeo. Solo cuando nos hacemos hombres se nos obliga a convertirnos en seres sedentarios. Añoramos la libertad del niño que pasa horas y horas de un lado a otro por la calle, jugando y hablando. Todo niño en la calle es un explorador o un guerrero. La sociedad nos obliga a volvernos agricultores. Pero no dejamos de añorar aquel tiempo de vagabundeo, sin rumbo y sin propósitos.


Factores determinantes de todo buen viaje a pie.

Ir solo. A lo sumo con otro. Aunque no todo acompañante es bienvenido. Ir con alguien en su mayor parte silencioso, y celoso de su intimidad. La intimidad es el viaje.

Caminar a un paso moderado. Ni muy deprisa, ni demasiado despacio. Al ritmo propio, que no es fácil de conseguir.

No dejarse arrastrar por los planes. Libertad para cambiar de camino, para llevarse la contraria, para hacer lo que a uno le de la gana.

Tiempo. Todo el tiempo. Sin fecha de vuelta. Todo el tiempo en pequeño. Tiempo para comer y dormir, para atarse una bota. No parar nunca.

Un objetivo final que prometa gran belleza, o que hayamos deseado siempre llegar a ver. Preferentemente un lugar que nos interese a título personal. No importa cuando ni por que ruta, pero hay que llegar a Santiago.

Poco dinero. Gastar lo menos posible. Ir a los lugares donde van los que viven allí, dormir en sitios modestos. Si nos acogen, o nos invitan, aceptar sin reservas.

Pararnos de vez en cuando a charlar. Preguntar por lugares y rutas. Contar a los lugareños de dónde venimos. Hablar sobre las faenas cotidianas, sobre los animales, sobre la cosecha, sobre el tiempo que hace hoy.

No conectarse con las personas que están fuera del viaje. Nada de móviles o Internet. Nada de televisión, nada de periódicos. Ni siquiera la radio o música. Estamos buscando un espacio intemporal. No lo contaminemos.

Elige el sendero menos transitado. Marcará la diferencia.

Citas de paseos y viajes.

“Declaro que una hermosa mañana, ya no sé exactamente a qué hora, como me vino en gana dar un paseo, me planté el sombrero en la cabeza, abandoné el cuarto de los escritos o de los espíritus, y bajé la escalera para salir a buen paso a la calle. […] Hasta donde puedo acordarme hoy, cuando escribo todo esto, me encontraba, al salir a la calle abierta, luminosa y alegre, en un estado de ánimo romántico-extravagante, que me satisfacía profundamente. […] Olvidé con rapidez que arriba en mi cuarto había estado hacía un momento incubando, sombrío, sobre una hoja de papel en blanco. Toda la tristeza, todo el dolor y todos los graves pensamientos se habían esfumado, aunque aún sentía vivamente delante y detrás de mí el eco de una cierta seriedad.”   
 
El paseo, Robert Walser


“Cuando Zaratustra hubo dejado al más feo de los hombres tuvo frío y se sintió solo: por su ánimo cruzaban, en efecto, muchos pensamientos fríos y solitarios, de modo que por este motivo también sus miembros se enfriaron más. Pero mientras continuaba su camino, subiendo, bajando […]: de pronto sus pensamientos comenzaron a volverse más cálidos y cordiales.” 

Así habló Zaratustra, Nietzsche.

“Apenas hay nada que muestre más la cortedad de vista o el carácter caprichoso de la imaginación que el hecho de viajar. Con el cambio de lugar, cambiamos de ideas; más aún, cambiamos de opiniones y sentimientos.” 


Ir de viaje, William Hazlitt.


“Pocos lugares existen a los que me parezca tan grato regresar cuando estoy de mal humor como aquellos en los que nunca he estado.”


El viajero sin propósito, Charles Dickens.


“Yo mismo, desde hace algunos años, como jirón de nube invitado por el viento, no he parado de abrigar pensamientos de vagabundeo, con que estuve vagando por la costa, y el otoño del año pasado volví a mi choza en la ribera, donde quité las viejas telarañas, pero apenas acabado el año, ya en el cielo la niebla que la primavera levanta, se me ocurrió cruzar el paso de Shirakawa, como poseído por un dios y con el corazón enloquecido, como que me hacía intimaciones el dios de los caminantes, de forma que nada pude ya traer entre manos.”   

Senda, hacia las tierras hondas, Matsuo Bashoo.

El caos actual

"Pues el caos actual se debe a una especie de olvido generalizado de aquello que todos los hombres pretendían. Ningún hombre pide lo que desea; cada hombre pide lo que imagina que puede conseguir. Pronto el hombre olvida lo que el hombre quiso al principio y, tras una vida política triunfante y vigorosa, lo olvida él mismo."  

Lo que está mal en el mundo, G.K. Chesterton.

jueves, 22 de diciembre de 2011

Historia del siglo XX

Se pone el traje.
Desnudo parece otro:
podría pasar por maestro de escuela o por mecánico de taller.
Se pone el traje, ese negro con la insignia roja.
Y deja de ser nuestro retoño.
Le tengo miedo.
Me despierto a media noche y lo veo delante del espejo.
Creo que nos van a deportar.
Nunca he visto el hielo del norte,
los árboles inclinados, la pálida luz del mediodía.
¿Metistes las fotos en la maleta?
Todas las fotos de familia. El anillo de boda, el reloj del abuelo.
Desnudito parecía un lechón.
No me atrevo a cruzar el pasillo.
Cualquier pequeño ruido me sobresalta.
Leo el mismo libro desde hace dos años,
no consigo concentrarme.
Ya no queda un solo vecino con el que charlar por las noches.
Antes se pasaba por casa el señor Moon,
y echábamos una partida de ajedrez.
Pero él también tenía un hijo.
Temo que nos vayan a deportar en cualquier momento.

Manuel Yagüe

jueves, 8 de diciembre de 2011

“Apenas hay nada que muestre más la cortedad de vista o el carácter caprichoso de la imaginación que el hecho de viajar. Con el cambio de lugar, cambiamos de ideas; más aún, cambiamos de opiniones y sentimientos.” 


Ir de viaje, William Hazlitt.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

2

"Nadie emprende este camino salvo el crepúsculo de otoño."  


                                                                                    Bashoo