viernes, 30 de diciembre de 2011

Thoreau y el capitán Brown


John Brown fue un famoso abolicionista que sin más compañía que un puñado de hombres, entre los que se encontraban varios de sus hijos se dedicó a liberar esclavos, viviendo la mayor parte de sus días refugiado en zonas peligrosas y viviendo de forma espartana. Desde luego también fue para algunos un facineroso, un asesino, o hasta un loco. Es un digno representante de lo que entendemos por tipo del oeste, de esos que parece que sólo pueden darse en la Norteamérica del siglo XIX. Thoreau al enterarse de su detención reflexionó sobre el personaje, y lo defendió con ardor. El la introducción al ensayo, de Alianza Editorial, de donde también extraigo los textos finales, se dice que Thoreau “se mostró siempre mucho mas atraído por los ideales expresados por Brown que por Brown mismo”. A mí me gustaría pensar que Thoreau se sintió también profundamente atraído por la figura literaria que representaba ese capitán Brown: un tipo duro, de ideas claras, con no demasiada cultura pero capaz de defender a los débiles, y que no se dejaba intimidar por una pistola, que se embarca en la defensa de una causa justa, y que perece por intentar llevar a cabo una locura. Es también el ejemplo de la libertad absoluta, del hombre que no obedece a otra ley que la de su conciencia, etc, etc. El cine americano del oeste ha explotado este personaje, con grandiosos resultados (Sin perdón).
Y ahora, como no tengo ganas de ponerme a escribir una biografía del personaje, unas notas sacadas de la Wikipedia:
John Brown (9 de mayo de 1800, Torrington, Connecticut - 2 de diciembre de 1859, Charles Town, Virginia Occidental), fue un famoso abolicionista estadounidense, cuyos esfuerzos por acabar con la esclavitud incrementaron la tensión entre el Norte y el Sur durante el periodo previo a la Guerra Civil Estadounidense.
El 16 de octubre de 1859, apoyado por abolicionistas del Norte, planeó crear zonas liberadas en las colinas de la parte occidental de Virginia y con 18 de sus seguidores asaltó y tomó el arsenal federal de Harpers Ferry[1] (actual Virginia Occidental) y se hizo con el control de la ciudad. Su grupo fue rodeado por una compañía del Ejército bajo el mando del coronel Robert E. Lee. Diez hombres de Brown, entre ellos dos de sus hijos, murieron en la batalla que se produjo a continuación, y él fue herido y obligado a rendirse. Fue detenido y acusado de traición y asesinato, siendo ejecutado el 2 de diciembre de 1859, en Charles Town, Virginia Occidendal (entonces Virginia), convirtiéndose así en un mártir de la causa abolicionista para algunos, y un extremista para otros.
Al estallar la Guerra Civil en 1861 los partidarios de la Unión marchaban a la guerra cantando una canción popular que relacionaba el martirio de Brown con la venida de Jesucristo y el fin del mundo.[1]
Estos acontecimientos se narran en la película Camino de Santa Fe.
Los hombres de John Brown en la toma de Harper's Ferry:[2] John Henry Kagi, Aaron Dwight Stevens, Owen Brown, Watson Brown, Oliver Brown, Jeremiah Goldsmith Anderson, John Cook, Albert Hazlett, Charles Plummer Tidd, William Thompson, Dauphin Osgood Thompson, Edwin Coppoc, John Anthony Copeland, William Leeman, Stewart Taylor, Osborn Perry Anderson, Dangerfield Newby, Lewis Sheridan Leary, Shields Green, Francis Jackson Meriam, John Brown.”

Por fin unas palabras de la “Apología del capitán Brown” de Henry D.Thoreau:

“Oigo a muchos que condenan a estos hombres por su número tan reducido. ¿Cuándo estuvieron en mayoría los honrados y los valientes? ¿Hubierais preferido que su acción se interrumpiera esperando ese momento, hasta que vosotros y yo nos uniéramos a él? Este mismo hecho de que no tuviera una chusma o una tropa de mercenarios en torno suyo lo distingue de los hombres corrientes. Su compañía era reducida porque los dignos de pasar revista eran bien pocos. Allí, cada hombre que ofrecía su vida por los pobres y los oprimidos era un hombre elegido, sacado de entre varios miles, millones; un hombre de principios, de valor poco usual y acendrada humanidad; dispuesto a sacrificar su vida en cualquier momento por el beneficio de sus hermanos. […] estos fueron los únicos hombres dispuestos a colocarse entre el opresor y los oprimidos. Fueron sin duda alguna los mejores que podíais seleccionar para colgarlos. Ese es el mejor cumplido con el que podía pagarles este país. Ellos estaban preparados para la horca. Ya se ha colgado a bastantes, pero a pesar de haberlo intentado nunca antes se había dado con los más adecuados.”

Y para terminar una estrofa de la canción que cantaban los soldados del norte durante la guerra civil, el Glory, Glory, hallelujah!:

John Brown´s body lies amouldering in the grave…
But his soul goes marching on.
He´s gone to be a soldier in the army of the Lord.
But his soul goes marching on.
The stars of heaven, they are looking kindly down,
On the soul of old John Brown.


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