martes, 27 de diciembre de 2011

El 15 M, y la estrategia de la no-violencia


El movimiento 15 M, ha dado con su repercusión y con su actitud, esperanzas a muchos ciudadanos respecto a las posibilidades reales del cambio social. Sin embargo, al tiempo, casi nada mas manifestarse comenzaron a surgir voces críticas, que aun no cuestionando los mensajes, el fondo, la manera pacífica de conducir la protesta, sin embargo dinamitaban el movimiento desde dentro, con sus objeciones.
Podríamos decir que la derecha estaba en contra tanto de la forma de desarrollar la protesta (ocupando espacios públicos, mediante convocatorias no oficiales, con el uso de la red como medio de difusión, sin contar con el patronazgo de partidos políticos ni sindicatos), como del fondo de la misma (contrario al capitalismo, a la riqueza desmedida, a las prebendas políticas, al sistema de elecciones, al descrédito sistemático al que habían llevado a la constitución los políticos). Sin embargo, el movimiento, por su popularidad y fines, difícilmente contestables, no fue criticado con excesiva dureza. Había una actitud condescendiente. Desde la derecha tenían claras dos cosas: que en un momento dado se sumarían a las protestas movimientos extremistas que tratarían de capitalizar el movimiento pacífico para establecer otras reivindicaciones, y que utilizarían a la masa para desarrollar tácticas violentas; y que la heterogeneidad de propuestas, las contradicciones internas, la falta de objetivos concretos, ahogaría el movimiento, que poco a poco se iría diluyendo.
La actitud de la izquierda ha sido si cabe todavía menos precisa. El movimiento ha despertado en la izquierda el mito revolucionario de mayo del 68. Pero ya sabemos, nuestro exceso de historia y nuestra escasa fe en las causas políticas nos lo dicen, que posiblemente acabaría en nada. Por eso muchos en la izquierda han visto el movimiento como unas jornadas festivas de jóvenes que anhelaban el amor libre y pasarse unas cuantas noches durmiendo al raso. La izquierda tiende a ser excesivamente condescendiente con las acciones violentas de grupos que apoyan sus ideas. Y por otro lado hay una izquierda posicionada, que no quiere cambios de ningún tipo que puedan socavar sus prebendas y beneficios. Dirigentes de izquierda que podrían ser de derechas, con solo que fueran sinceros consigo mismos, y cuyas reacciones podrían incluirse dentro de los grupos de derechas antes descritos.

Los siguientes presupuestos han sido determinantes para el éxito de la movilización:

La no-violencia.
Movimiento al margen de los partidos políticos.
No hay representantes, no hay nombres, no hay más que asambleas ciudadanas.

En todos los actos, dichos presupuestos se han seguido con notable rigor. Y lo que es más, la propaganda contraria, a pesar de su fuerza, ha resultado poco efectiva en los días centrales de las movilizaciones.

En otros aspectos el éxito ha sido menor:
Definición de la lucha en puntos concretos. Dos reivindicaciones han capitalizado las protestas, el sistema electoral español, y el acceso a la vivienda en España. En los dos casos se han visto victorias parciales. En el caso del sistema electoral, comprobamos el ascenso de partidos políticos que quieren promover un cambio en la ley electoral: UPyD, e IU, los más significativos. En el segundo caso, en lo referente al acceso a la vivienda, determinadas sentencias judiciales han dado la razón a los hipotecados frente a los bancos, y se han paralizado algunos desahucios. El camino por ese lado estaba claro, y los ciudadanos, la sociedad lo ha entendido bien. Por eso en esas concretas reivindicaciones debería insistirse, ya que hay un consenso bastante amplio.
Otras reivindicaciones, más abstractas y generales, no han sido comprendidas por la sociedad. Digamos que la sociedad no está madura, o que el movimiento no ha conseguido transmitir con suficiente concreción el objetivo a seguir. Lo comprobamos en los ataques del movimiento 15 M a los bancos, quienes han causado la crisis. El éxito ha sido muy pequeño, y no se ha conseguido presionar lo suficiente. Seguramente esto se deba a que no se ha concretado en un aspecto del problema, y en una medida que los ciudadanos pudieran comprender.

Dicho todo lo anterior, se puede afirmar que el movimiento del  15 M ha encontrado los medios de protesta, pero en algunos casos no ha concretado claramente los fines. Todavía, si es que se vuelve a producir, tiene que aprender varias cosas de movimientos parecidos en otros lugares del mundo. En concreto de Gandhi y su estrategia de la no violencia. Y de un buen conocedor de las tácticas utilizadas por Gandhi, Martin Luther King. La necesidad de una coordinación muy efectiva de las protestas, y que hay que evitar a toda costa cualquier brote violento. La necesidad de una causa simple, clara y comprensible por todos. Y el acuerdo de una sociedad responsable que apoye las protestas y las convierta en una causa legítima. Por último está el factor tiempo. No se puede esperar que unas simples manifestaciones, por muy multitudinarias que sean determinen un cambio brusco. La oposición al 15 M y sus objetivos es firme y tiene mucho poder político y económico, y no va a dejarse vencer ni mucho menos con facilidad.

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