martes, 17 de abril de 2012

LO QUE PASA CUANDO DAS A LEER TU NOVELA A UN AMIGO

LO QUE PASA CUANDO DAS A LEER TU NOVELA A UN AMIGO


El escritor conoce al lector. Se conocen desde hace años. El escritor le pregunta: que te parece mi primera novela. El lector es un buen amigo, un amigo de infancia, y no quiere hacer daño al escritor, que es muy sensible, y se deprime a la mínima. Pero también quiere ser sincero con su amigo, porque cree que es lo mejor para él. El lector, al responder, se embarulla, dice un par de halagos, pero… Pero, qué, insiste el escritor. Pero hay algunas cosas que… Dime, no te quedes a medias. Bueno los personajes no están del todo… Pero si es lo mejor de la novela. No, claro, es lo mejor, sin duda, recula el lector. Pues si los personajes te parecen malos, qué te parecerá lo demás, se queja el escritor, que se está poniendo rojo. Yo no he dicho que los personajes sean malos, eso lo has dicho tú. Pero, ¿te has emocionado? A ratos. ¿Cómo a ratos? Insiste el escritor que ahora acosa directamente al lector. Bueno es lo normal en las novelas, sobre todo si son demasiado largas. Es demasiado larga, lo sabía, quién en su sano juicio leería un libro de quinientas páginas. Tranquilízate, dice el lector, que ha dado varios pasos atrás como intentando largarse, no es para tanto, sólo hay que hacerle unos ajustes, pero está muy bien, muy bien. El escritor da vueltas y vueltas por la pieza, deseando morir o matar, o las dos cosas a un tiempo. Prefiero que te vayas, déjame sólo, gime el escritor, montando un drama. Bueno, bueno, ya hablaremos cuando te hayas calmado, le corta el lector, y se larga pensando: quién me mandaría a mi meterme en este lío, eso me pasa por tener amigos escritores. Desde luego, a estos bohemios del tres al cuarto no hay quien los aguante.

Mientras, al escritor, que se ha puesto a fumar y a beber como un loco, los sentimientos se le agolpan sin dejarle pensar con claridad. Se flagela imaginando que es el peor escritor sobre la tierra, deseando huir al trópico y dedicarse al tráfico de drogas, o dispuesto a lanzarse por la ventana ahora mismo. Sí, eso quizás sea lo mejor. Después de muerto, alabaran la obra. Por suerte el escritor no tiene el cuajo necesario. Se asoma a la ventana, ve a un par de niños jugando al balón, a unas madres cotilleando, y a un viejo que escupe al suelo. Es media tarde, no hace ni frío ni calor. Una tarde insípida cualquiera, de colegios y trabajos. Ya más calmado, piensa que su amigo en realidad no tiene un gusto muy formado en literatura, que en resumidas cuentas es un mal lector. No hay más que ver las novelas que lee. Basura literaria. En fin. Una gran equivocación. Eso es. Siempre lo pensó, y ahora le llega la confirmación: necesita rodearse de amigos cultos e inteligentes. No volverá a llamar a su amigo lector, no volverá a verle jamás, eso está decidido.
Por suerte el escritor es el tipo de hombre de pensamientos y sentimientos volubles, y está acostumbrado a lidiar con el fracaso. El lector por su parte es un amigo que comprende y perdona las pequeñas debilidades humanas.
Así que, a la semana siguiente, quedan como si tal cosa a tomar un café y a dar un paseo, pero los dos se cuidan muy mucho de hablar sobre la maldita novela.


Relatos hiperbreves del más allá, Manolo Yagüe.

1 comentario:

  1. Hola Manolo, qué tal, soy Jonathan Muñoz, quien te invitó por twitter a colaborar en su revista. El proyecto está iniciando, el primer número se publica el 1 de mayo. Será una revista digital de narrativa breve, en la cual podrán colaborar todos los escritores que lo deseen, ya sea con cuento, relato o minificción. La revista se distribuirá por correo electrónico a remitentes de España y Latinoamérica, así como también se podrá descargar desde la web. Si gustas participar, estaré encantado. Te dejo mi correo para más detalles jmunozovalle@gmail.com

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