sábado, 21 de abril de 2012

HUMOR NEGRO: LA CANTIDAD DE CORDEROS QUE MATAN CADA NOCHE

¿Humor negro? Espero que no me odien a partir de ahora:


LA CANTIDAD DE CORDEROS QUE MATAN CADA NOCHE



-Me imagino la cantidad de corderos que matan cada noche para dar de comer a toda esta gente-, reflexionó el alemán en un más que decente español, con su acento lleno de escupitajos.
Nos habíamos parado en un enorme aparcamiento a pleno sol, en un secarral de Segovia, donde nos llevaban a comer la especialidad de la zona, el cordero asado.
Los autobuses de turistas llegaban uno tras otro, se detenían en la explanada de asfalto, y los despistados y animosos viajeros se arremolinaban en el portón del restaurante.
Me alejé del alemán que me había estado acompañando en el trayecto, y con mi cámara de fotos hice una toma panorámica de toda la escena. Había tomado por costumbre hacer fotos de los estúpidos turistas, entre los que me incluía yo. Nadie gritaba, educadamente se cedían el paso en la puerta, a los viejos, a las mujeres y a los niños especialmente, y parecían sumidos en una suerte de mística resignación. Y todo ello sin perder la sonrisa.
La mayor parte alemanes, pero también ingleses, americanos, algún sueco.
Hacía un calor mezquino, eran las dos y media de la tarde, en pleno agosto, en mitad de un yermo de castilla.
-En la puerta del campo de concentración era igual.
Oí que me decía el alemán, a mi espalda.
Me quedé paralizado.
El viejo caminó despacio en dirección a la puerta, recortado al deslumbrante sol como una sombra negra, con su enorme corpachón y su característico pelo amarillo.






Relatos hiperbreves del más allá, Manolo Yagüe.

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