martes, 28 de febrero de 2012

LITERATURA FEMENINA: EL EMBARAZO DE MI HERMANA DE YOKO OGAWA

Hay montones de libros destinados al embarazo y a las embarazadas. Algo mucho menos común es que el embarazo sea el motivo de una obra literaria. Y algo menos común  todavía es que asistamos a un diario en el que la escritora nos cuenta el embarazo de su hermana. Yoko Ogawa (1962), escritora japonesa, autora de otras dos obras de éxito comercial, Perfume de hielo, y La fórmula preferida del profesor, nos introduce en El embarazo de su hermana, en forma de diario, en una atmósfera cotidiana, pero muy cerrada, que discurre de forma aparentemente tranquila. Sin embargo, la particular manera de ver la realidad de la autora nos sume en la inquietud y el terror. Por no hablar de la ingesta abusiva de mermelada de pomelo.
Lo mejor de la novela es que explora una serie de sentimientos que se esconden durante los embarazos, como pueden ser la falta de deseo de tener el hijo, el miedo a lo nuevo que acontece, el distanciamiento del marido, o la percepción del embarazo por parte de las personas que están a su alrededor.
Se nota la particular mirada de una mujer en la narración, asunto crucial en la novela. La particular manera de observar la realidad de una mujer, muy distinta a la de un hombre, añade un valor incalculable a la literatura moderna. Pero de eso hablaré en otro momento. 
Disfrutemos además del humor negro de la novela. No se lo recomiendo a aquellas mujeres que estén embarazadas en este momento. Pero sí a aquellas que ya lo han estado, que piensen estarlo, y sobre todo a aquellas que no piensan estar embarazadas jamás.
Se trata de una cuidada edición de la Editorial Funambulista, con unas acertadísimas ilustraciones en blanco y negro, que ayudan a crear un peculiar ambiente oscurecido, tétrico pero tranquilo, sin entorpecer la lectura.
Os dejo con un fragmento de un capítulo de la novela, para abrir boca:

“8 de enero

(Jueves. Siete semanas y tres días)

Por fin han llegado las náuseas.
Yo no sabía que aquello llegaría tan repentinamente. Hasta entonces mi hermana solía decir:
-Yo ni siquiera tendré vómitos.
No le gustan los convencionalismos. Siempre cree que sería la última persona en caeer hipnotizada o anestesiada.
Esta tarde, mientras ella y yo comíamos macarrones gratinados, ha levantado de pronto la cuchara a la altura de los ojos, y ha comenzado a mirarla fijamente.
-¿No huele extraña esta cuchara?
A mí me ha parecido una cuchara normal.
-Huele a arena- ha dicho mientras olisqueaba.
-¿A arena?
-Sí. Aquel mismo olor de cuando era niña y me caía en la arena. Un olor seco, áspero y pesado.
Ha bajado la cuchara al plato y se ha limpiado la boca con la servilleta.
-¿Ya no comes más?- le he preguntado.
Ha negado con la cabeza y ha apoyado la mejilla sobre la mano.
La tetera hervía sobre la estufa. Ella me miraba sin decirme nada. Como no podía hacer nada he seguido comiendo.
-¿No crees que la salsa blanca del gratinado parece líquido gástrico?
Yo, sin hacerle caso, he bebido un trago de agua con hielo.
-Esa temperatura tibia, su tacto húmedo, sus grumos…
Se ha agachado y ha inclinado la cabeza para mirarme a los ojos. Yo he golpeado el gratinado del fondo del plato con la punta de la cuchara.
-Y además, el color ése tan extraño…como si fuera grasa.”


El embarazo de mi hermana, Yoko Ogawa.
Editorial Funambulista.
Traducción y postfacio de Yoshiko Sugiyama.
Ilustraciones de Aifos Álvarez.

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