lunes, 27 de febrero de 2012

LA DESAPARICIÓN DEL ESCRITOR MANUEL YAGÜE

Nota de prensa:

Sorprendentes declaraciones del hasta hace poco inédito escritor Manuel Yagüe: “Desde mi desaparición en extrañas circunstancias, mis libros se venden como rosquillas”, aseguró el autor en una llamada telefónica desde un lugar desconocido que se niega a desvelar. “Mis lectores se han lanzado a encontrar pistas de mi paradero en mis cuentos y poemas, y no paran de buscarme a través de Internet. Menos mal que me he creado una identidad falsa. Si se acercan demasiado, juro que me uno a los Talibanes.”
Se sospecha también que estas declaraciones hayan sido realizadas por algún internauta que aprovecha el éxito repentino de Manuel Yagüe para suplantar su identidad. Hay más de doce personas que han asegurado ser los autores reales de la obra, pero han sido destapados con facilidad. Hay quienes afirman haberlo visto paseando tranquilamente por Valladolid, en una ciudad empapelada de carteles con su fotografía. Un español que trabaja en Sydney creyó haberlo visto nadando en una playa atestada de tiburones. Las autoridades han pedido que cese la colaboración ciudadana, dado el número de pistas falsas y la confusión que genera entre los investigadores.
La pista del escritor, de 36 años, casado y con un hijo, se perdió un domingo de mucho frío por la noche, hace tres meses, cuando la policía encontró el viejo megane amarillo, matricula 1523-BHU, que habitualmente conducía, al borde de la calzada de una carretera secundaria entre los municipios de Motemayor de Pililla y Viloria. A unos centenares de metros, internándose en el pinar, hallaron sus ropas, metidas en una bolsa de plástico. Siguiendo el rastro de su cuerpo los perros de la guardia civil llegaron hasta una carretera casi abandonada, en donde encontraron señales de roderas de otro automóvil, todavía por identificar, y un escrito a cuchillo en la corteza de un árbol: Ja, ja, ja. El viernes anterior había retirado una cuantiosa suma de dinero de la oficina principal de su banco de toda la vida. 
La policía española ya ha puesto el caso en manos de INTERPOL, y su desconsolada familia ofrece un cuantioso rescate, que no deja de crecer, conforme sus obras ascienden en las listas de libros más vendidos. Se ha barajado la posibilidad de que se haya refugiado en alguna isla remota del Pacífico sur, en cualquier aldea tribal del África subsahariana, o como apuntan sus últimas declaraciones, se haya escondido en alguna inaccesible cueva entre las fronteras de Afganistán y Pakistán.
Autor de relatos de humor negro, novelas policiacas de serie B y poesía surrealista, sus allegados sospechaban que tramaba algo y temían un posible suicidio, aunque apuntan que su comportamiento siempre había sido extraño. En boca de su mujer, que está desconsolada: “Siempre parecía estar tramando algo, una se acostumbra”, y añadía: “Manuel, querido, al menos vuelve para el nacimiento de tu segundo hijo”. Yolanda Sampedro, mujer del escritor, está en avanzado estado de gestación y espera al segundo hijo de la pareja para finales de Junio. Curiosamente, a este segundo hijo tenían pensando ponerle el de nombre Manuel, pero ahora no saben que harán.
Una segunda tesis de la investigación, con la que la policía está trabajando, nos llevaría a una secta satánica, o incluso hasta un posible asesinato. Todo está en el aire, y da pie a interesantes conjeturas. Mientras, los padres y hermanos, sobre quienes también se ciernen las sospechas, se niegan a declarar. Por el momento no hay ningún detenido.

2 comentarios:

  1. Usted escribe como si fuese mi hermano Manolo el que desapareció sin dejar rastro...

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  2. La esposa me suena , no se porqué, es una sufridora!!

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