DIARIO SECRETO
(Extractos del diario del Abogado X encontrados por la
policía).
10 de noviembre
Me ha llegado una carta. En la carta dice: venimos a verte,
somos tres, tenlo todo preparado. Pero por supuesto no aparece ninguna otra
información, ni dirección, ni sellos. Eso significa que ya han estado aquí. Me
he puesto nervioso, porque no esperaba una respuesta tan rápida. Un año y
medio. Desde luego me he puesto a prepararlo todo, sin importarme lo que
pudiera pasar en adelante. He llamado al despacho fingiendo una indisposición,
mi secretaria me ha contestado, recupérese cuanto antes, le necesitamos aquí, a
sabiendas de que no es verdad. He comprado las sábanas, los cuchillos,
alicates, cinta adhesiva, etc, que
necesitarían para su trabajo. Y por supuesto, un maletín dentro de una caja
fuerte abierta, con un millón de dólares. Mi vida ha sido una mierda, un asco
indigno de contarse. Un suplicio continuo y liviano, comparado con lo que estos
hombres me vayan a hacer, suponiendo que sean hombres, y no haya una mujer.
¡Ojalá haya una mujer!
11 de noviembre
Al finalizar la velada del sábado, pedí dormir con tan interesante y atractiva mujer. No hubo ningún problema.
Yacimos juntos y aunque fue una experiencia sublime, como en los mejores cuentos orientales, no conseguí que me dijera su verdadero nombre: ¿Por qué no me dices tu nombre verdadero? Insistí yo. Porque entonces te enamorarás, y no querrás seguir. La decisión está tomada, aseguré. Si te arrepientes, lo que hagamos mañana será como un asesinato. Dime tu nombre, te prometo que no me voy a arrepentir. Ella dijo su nombre pero me hizo jurar que yo no lo utilizaría delante de sus compañeros. Y se lo prometí.
12 de noviembre
Cuando por fin parece que el macabro juego se acaba me han pedido que les dijera mi última voluntad. Les he dicho que quería estar a solas en mi estudio durante cuarto de hora. Me han traído, pues ya no puedo caminar por culpa de algunos huesos rotos, y me han sentado en la butaca. Con un esfuerzo supremo de voluntad escribo estas últimas notas, que esconderé en un cajón secreto, en espera de que ellos no lo encuentren.
Mi vida ha sido desgraciada, pero ahora en el último momento dos asuntos me torturan por encima de todo: la idea de morir, que me espanta; y que ella, cuyo nombre respetaré tal como prometí, haya podido sentir en algún momento que estaba cometiendo un asesinato.
Relatos hiperbreves del más allá, Manolo Yagüe.
me gusto mas lo de ayer
ResponderEliminar